miércoles, agosto 30, 2006

Despertar en un barco

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El día es diáfano y brillante, pero me ha costado trabajo despertar. Me encanta el contacto de las sábanas y dormir llena de almohadas en la cama. Antes mi habitación olía bien, ahora he vuelto a sentirme una huésped en la casa de mis padres.

Cuando decidí volver a irme, quité todas las bolsitas de popurrís que ponía alrededor de la cama y me llevé mis frascos de perfume. Aquí solo dejé la ropa de verano y algunos de los pantalones que solo uso para la casa. Mi habitación ya no huele tan bien, pero al menos se que estoy en casa. Es otra sensación abrir la puerta y sentir el sol cayendo en el balcón, quedarme en la puerta desperezándome hasta que se me ocurra ir al baño.

Cuando me levanto, tengo la sensación de que acabo de salir a la cubierta de un barco. El ala de la casa donde vivo, está separada del resto por un largo balcón donde el sol calienta hasta el mediodía. Antes allí había geranios rojos, que se secaron cuando todas las hijas nos fuimos a vivir lejos y mis abuelos murieron. Creo que mi madre descuidó esa parte de la casa, donde solo comenzaron a habitabar fantasmas. Debió ser triste ver esas habitaciones vacías y soportar los inviernos en que nadie iba a verlos.

Yo a veces volvía y hallaba mi habitación cada vez mas extraña y vacía. Estaban mis muñecas, alguna ropa, zapatos, mi cómoda con ese espejo mágico que podía doblarse en tres partes y al ponerme a la mitad me hacia reproducir en varias otras yo. Pero a esa habitación le seguía faltando yo y mi desorden. Yo ocultándome en el ropero a leer para que pensaran que me había ido de casa. Yo y mis botines nuevos. Yo y todo eso que dejé sin darme cuenta cuando terminé el colegio.

Pero hoy no deseo hablar de recuerdos, algunos son demasiado tristes. Quiero hablar de mi casa con varios balcones como cubierta de barco dando al jardín artificial del primer piso y que hoy amaneció tan soleado, que olvidé que era invierno y que debía cubrirme con ropa gruesa, que debía protegerme del mundo. Esta casa llena de escaleras a un mismo sitio con puertas que se abren a ninguna parte y ventanas a espacios escondidos.

Una casa como laberinto, como decian mis amiguitas. Mi casa, mi única isla a salvo de todos.

Hoy me paré en la puerta de mi habitación con el pijama melón y la cabeza despeinada, e imaginé que si abría los ojos estaría todo el océano frente a mí. Toda esa brisa, esa libertad extraña, que a veces me vuelve presa aquí y sin ganas de volver a irme. Abriría los ojos y estaría navegando en un mar infinito de azul y verdes brillantes en medio de ese silencio ensordecedor que da el mar

Hammer in the island, suele decir A. cuando le digo que volví a casa de mis padres. Sin embargo hoy no me siento en una isla. Sino en un barco, en un hermoso barco de cubiertas vacías para que yo pasee a solas imaginando que el mar está tan cerca como tu recuerdo.

10 comentarios:

George dijo...

Yo salí de casa hace 4 años... mmmm.... nunca he estado en un barco... al menos lo lo recuerdoj

Ray Kawabata dijo...

Muy bonito, después de todo nuestro presente está formado de muchos recuerdos, no se puede evitar mencionar o al menos pensar en nuestros recuerdos al hablar de nuestro ahora. Nuestro ayer está hoy con nosotros y lo estará mañana.

mentolada dijo...

que puedo decir...
me ha gustado mucho

¿seremos lo que recordamos?

:)

Sarah dijo...

Disfruta tu barco por dentro y por fuera, cuando estés en él y cuando no...y antes de pensar algo más corre a la proa, cierra los ojos, estira los brazos y siente la velocidad de la brisa enredándose en tu cabello... y se feliz porque volviste, se feliz porque ese lugar te pertenece y tú le perteneces a él, vayas donde vayas.

Jol dijo...

Tengo una duda, señorita Hammer, ¿Has recurrido ha alguna eidesis con respecto al barco y la isla? Explícalo si tienes la paciencia de hacerlo.

Caracol dijo...

Me gustó mucho.Imaginé el balcón, el mar, las flores.
Y me gustó mucho la pintura también, si sos tan amable y disculpás mi ignorancia... quien es el pintor ?

novivo dijo...

Como te encanta el mar Lau, en tu vida anterior debes haber sido una sirena.
No hay nada como tu hogar, yo hace más de un año volví a mi casa y era como si nunca la hubiera dejado.

un beso

Jota dijo...

La nostalgia que te da al regresar al lugar donde haz crecido es realmente inexpresable, mas aun cuando tienes tus mejores recuerdos de toda una epoca en una casa, al menos regresas y te empapas con tanta buena vibra.

Yo me mude de la casa de mi ninez cuando termine el colegio y sacando faciles cuentas, me doy cuante que son 6 años ya los que llevo fuera de aquella casa, pero la deje porque me traia muchos recuerdos y no siempre agradables, ahora en mi nueva casa añoro sobretodo esos olores facilmente identificables de mi casa anterior, el olor a tierra mojada del jardin, la cocina y todo; siempre que puedo regreso, aunque no muy seguido, no he sido tan prodigo con la casa como me hubiera gustado contar, pero aun asi, cuando paso la noce en mi dormitorio de aquella casa, ne siento extrañadamente calmado, relajado, se descansa muy bien. No se como explicarlo.

Emotivo post, saludos desde Zoofiesta.
Pepao

Marea dijo...

La casa de la playa todavía existe y siempre voy, es un lugar mágico, esa casa es como un barco abandonado en el desierto, vieja y polvorienta. Lo que siento cada vez que regreso a la casa de mis padres es dificil de expresar, son muchas emociones. La casa en la que crecí la vendimos cuando tenía 18 es una pena no poder visitarla, cuando estoy por Lima me doy una vuelta por el barrio.

Jol dijo...

Disculpa si he recurrido a ese término tecnicista, eidesis. Si parafraseo mi duda de un modo más cristiano, lo que procuró es está duda: ¿Qué significa para ti el barco y la casa en la isla? ¿Existe una relación entre estos dos lugares? La verdad es que fácil la respuesta este desperdigada en tu post; pero quisiera, ojalá no sea muy ambicioso este pedido, que me alcanzes las respuestas para esas dos interrogantes.

La Cita

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