viernes, marzo 17, 2006

Mi diario de Motocicleta



Creo que mi padre empezo a estar orgullso de mi, un dia que se encontro de casualidad con el Director de mi escuela primaria y al preguntar por mi, el pobre hombre se llevo las dos manos a la cabeza y murmuro mi nombre con rabia...hasta ese momento mis papas solo sabian que yo era la mas inteligente de las niñitas de por alli y que tenia que declamar poemas larguisimos en todas las ceremonias escolares ( a las que ellos no asitian) o en la procesion del Señor de los Milagros, cuando me paraban, sobre una silla que equilibraban sobre una mesa coja y ésta encima de un meson de madera.

Pero nada de eso, creo yo, representaba un orgullo para el; mis hermanos eran primeros puestos en sus colegios, de mujeres o varones segun fuera. Declamaban hasta hacer llorar a las monjitas y siempre llegaban puntuales. Eran unos hijos sin tacha, perfectos. Yo tambien lo parecia, hasta que descubrieron que organizaba alos niños de mi escuela para fugarnos de clases. O que le ponia apodos a todos los prefesores...en fin...cosas de niños, pero mi padre vio que yo tenia un potencial de niña mala, muy bien heredado.

Cuando mis hermanos se fueron de casa, yo fui criada omo hija unica y me pasaba las tardes on las empleadas mirando television o asustandolas con cuentos de aparecidos. Mientras las mamas de mis a miguitas pensaban que yo era una buena influencia y las dejaban dormir en casa. Entonces nos escapabamos de madrugada a curiosear como era la ciudad de noche, o ibamos hasta la playa a tirar piedras a los vidrios de las casas nuevas. A trepar en las propiedades abandonadas y pararnos en sus azoteas a ver el mar como lo debian ver los ricos en vacaciones.

Mi padre me habia enseñado a hacer todo tipo de nudos, a manejar la moto a los 11 años y a no creer en los curas. Yo envidiaba las noches en que con cigarro en mano jugaba largas partidas de ajedrez on mis hermanos o nos llevaba al rio a nadar contra corriente. Yo era la mas pequeña, jamas pude hacerlo. Pero cuando tuve 11 años y con mis hermanos lejos de casa, senti que tenia el poder. Cogia la moto y me iba lejos a sentarme en cualquier sitio a pensar en nada.

Me encantaba acelerar en la moto y sentir el viento en los oidos, sentir que era libre y el mundo era mio. Un dia se me ocurrio ir a la playa, jamas habia manejado por la panamericana y neesitaba copiloto, asi que llame a mi amiga Angie y le dijimos a mi mama que solo ibamos a la piscina.

Tomamos la Panamericana y comenzamos a acelerar, ibamos cantando, riendo, gritando y en eso yo acelere mas y mas y mas hasta sentir que de verdad volabamos en la pista y cuando quise volver a la velocidad normal ya no pude...la moto seguia solita, y el manubrio se habia vuelto loco, no respondia. No podia frenar a esa velocidad monstruosa y Angie gritaba y lloraba en mis oidos, con los camiones que venian en contra y la sensacion vertiginosa de que te vas a morir de inmediato.
Tome un camino alterno que no estaba pavimentado y decidi que nos moririamos en tierra pero no en asfalto, la moto parecia un diablo, Angie se iba a tirar al camino; pero nos terminamos estrellando contra una casucha de esteras. Al despertar, la moto estaba hundida hasta las llantas, Angie que no sabia si llorar o reir con la pierna sangrando y yo tirada a escazos centimetros de una gran roca. Parece que esa vez me salve de morir por trauma craneal, solo porque Diosito cree en la conversion de los ateos...

Desenterramos la moto, le lloramos a la señora y escapamos de alli, empujando la moto. Estabamos a mitad del mar y a mitad de volver a casa y cuando estas en esa condicion, una siempre decide seguir adelante, asi que volvimos a la Panamericana empujando la carcacha que ya no funcionaba, porque se le habia vaciado el tanque.

La segunda parte fue cuando el hijo del Congresista, pasaba por alli con su moto ultimo modelo. Tenia solo 15 años, pero se las daba de gran cosa, con esa moto que costaba como un auto nuestro.
El hijo del congresista era un gordo seboso, que luego viajaria con la plata de la nacion a paises exoticos, tomandose fotos besando culos de garotas en Brasil o las navidades en Canada. Yo lo conocia porque mi padre y su padre eran del mismo partido politico y el tambien me recordaba, porque paro al lado nuestro y se empezo a reir de nuestra desgracia.
La pierna de Angie no dejaba de sangrar a pesar de haberse amarrado con el pareo y yo estaba enterrada hasta las pestañas. Dabamos pena, ya estabamos cansadas de empujar la moto pero teniamos que llegar a un grifo para llenar el tanque.

- Yo las jalo- se ofrecio el seboso.
-No, solo queremos que lleves a Angie a la gasolinera.
- Y con que? si no tienen galonera?
Era verdad, el gordo seboso tenia razon, era inutil seguir empujando. Mejor aceptar su oferta.
- ¿ como lo haras?- le dijo Angie- Tienes alguna cadena?
- No, pero con esto sera suficiente...

Y tomo la toalla que me habia sacado a escondidas de mi mama, porque era importada y se la iba a regalar a mi hermana y me la rompio en tiras. Angie y yo hechas unas bestias. Y el gordo haciendo jirones la toalla y haciendo nudos mismo delincuente.
- Esta sera nuestra cadena, dijo cuando termino de hacerlo. Angie estaba con cara de susto, asi que le tiro una franja de la toalla rota a la cara.
- Toma, para tu herida.

Fue el primer vendaje que le hice a alguien. Luego ato la tira gigante de su moto a la nuestra y comenzo a jalarnos.
Lo malo, que el gordo mutante ese, comenzo a acelerar como condenado y peor en las curvas en donde casi volabamos.
Yo le gritaba que dejara de acelerar, pero el gordo, muriendose de la risa, al ver como pareciamos dos loquitas llorosas en la moto que se movia al viento, sobre la pista negrisima.

Asi, que cuando vi que venia la tercera curva y un trailer al fondo, decidi para la cuestion.
- Voy a frenar - grite
- No frenes, cojuda!- grito el gordo

Y yo frene...

La cuerda hecha por la toalla se rompio y el gordo y yo volamos de nuevo en las motos, por el freno en seco. El gordo termino maldiciendome porque se habia lastimado el codo de empanada que tenia.

Levantamos la moto y a las finales nos llevo una camioneta a la casa. Suerte que esa vez no nos paso nada. Pero el resto de la vida mi padre se enorgulleceria de su hija, la unica rebelde de la familia.

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Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....