lunes, marzo 27, 2006

Un gato en la ciudad

¿ quien dijo que habia llegado el Otoño?

Lima esta hirviendo, de un calor insoportable. El dia que llegue me dio un shock de calor que me mantuvo sonambula y jaquecosa todo el dia, ahora tengo que acostumbrarme a permanecer aqui durante una semana mas. Espero que mis poros se acostumbren y pueda volver a dormir. Y es que desde que llegue aqui tengo 3 noches de insomnio, debe ser porque me falta un computador cerca porque tengo millones de ideas disconformes y porque el facil acceso telefonico a las personas que me interesan y residen aqui, me haya hecho alejarme del vil chat.

Lima hierve. Es una ciudad caotica, de matices y contrastes. Una ciudad llena de gente, es raro que mi miedo u odio a las multitudes se haya disipado justamente aqui. Aqui donde desaparezco soy invisible e imito un acento limeño que me permite hablar mas rapido. Es raro que despues de 3 noches de insomnio y dormir en los autos, junto a las ventanas y dormir despierta simplemente, el unico dia desolador para mi fue realmente el domingo.

Domingo playero...maldicion! ¿ por que nadie me dijo que debia traer un traje de baño? Supongo que pense que iba a hallar Lima tan triste como siempre y no me imaginaba pasar el domingo entero en la playa. Tomando el sol en jardines llenos de claveles amarillos.
Las sombrillas de colores, la gente feliz, el aroma de coco saturando la brisa marina. Son olores de mi niñez, dolores de felicidad. Frente almar, mi origen y mi fin , me quede contemplando, como los veleros, pasaban coloridos y las gaviotas chillaban por su destierro. Como el mar golpeaba las rocas y la espuma blanca llovia en reversa. Parada en esa baranda de madera, con todo lo que antes me hizo feliz frente a mis ojos, senti un extraño sentimiento de desolacion. Y corri al telefono.

Es raro que en este lugar en donde el acceso a computadores no me esta permitido por el rapido trajinar entre reuniones, cocteles y cenas de bienvenida, el telefono se haya vuelto mi unico amigo. Al volver a la mesa junto a la piscina, vi de nuevo todo ese tumulto de gente disfrutando la vida y yo en la mesa vacia, queriendo soñar despierta, queriendo tantas cosas sin poder tenerlas. Donde comienza la felicidad y donde termina la tristeza? Nadie lo sabe, tal vez amar es la unica forma dulce de vivir en melancolia. Tejer sueños en el aire, volar cometas que no existen, pintar estrellas que ya no son.

Yo sigo escribiendo, necesito desaguar todas estas mareas dentro mio. Me excito de solo pensarlo, en la misma ciudad, tan cerca , pero demasiado lejos. Parece que hoy tendre que entrar al closet de nuevo y pensar en que esta vez Narnia esta al otro lado y yo puedo elegir si irme o quedarme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amiga Laura:

Imaginé tomar ese sol de Lima en un jardín lleno de claveles amarillos, mientras reflexionabas sobre el amor como una forma dulce de vivir en melancolía.

No busques clósets.

De hecho sigo pensando en ti mientras tomas el sol que hierve bajo la mirada.

Y sigo imaginando que naciste para vivir en exteriores, bajo la sombra de los ojos que se posan en ti, como los míos.

Recibe un gran abrazo.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....