lunes, marzo 13, 2006

Cuento sucio (3)

Los hombres tienen edades para volverse apetecibles, generalmente eso ocurre a partir de los 35, cuando externamente tienen una expresion segura y se vuelven mas apasionados, porque la soledad o las desilusiones vividas los hacen susceptibles a buscar mujeres con quien intentarlo de nuevo. Antes de esa edad los hombres son aun inseguros de si mismos, externa e internamente y esperan a que las mujeres den 9 de las 10 señales que demuestren que son correspondidos para atreverse a dar el gran paso.

Pilar habia analizado esa situacion varias veces en su cabeza; habia visto varias parejas de amigos que se separaban o tenian su crisis cuando los hombres andaban por los 35 y la mujer al promediar esa edad se volvia algo fofa y desilusionada, se volvia mamá y se olvidadaba de ser esposa. A menudo Pilar veia a los maridos de sus amigas mirandola raro o siendo mas amables de lo normal cuando la encontraban sola por la calle. Cada hombre que siente que a la vuelta de la esquina estan los cuarenta esta con esa mirada y esa expresion en la cara que te pide hacerlo soñar de nuevo, porque es ya maduro para hacerte sentir protegida como una niñita y aun joven para poder hacerte vibrar como una mujer.

Ella estaba en los 30, el equivalente a los 35 años masculinos y se sentia en la cuspide de sus hormonas y al pie del abismo de la soledad. En esos 4 años a solas se habia dado cuenta que si pasaba los 32 sin una pareja estable, probablemente solo hallaria perdedores a su paso. El otro problema era la maternidad. Pasados los 30 la mujer tenia mas probabilidades de tener hijos con algun tipo de retardo en el desarrollo o simplemente dificultades para fecundar. Ella no tenia gran apego a los niños o a que su vientre se llenara de estrias violaceas por la preñez, pero sabia que en una sociedad como la que conocia, no ser madre era casi un sinonimo de fracaso. Algunas veces pensaba que era esteril o poseia alguna incompetencia para ser madre, porque a pesar de esas relaciones alocadas en donde no llegaban a usar un preservativo a tiempo o en donde simplemente se olvidaba de tomar las malditas pildoras, jamas llegaba a embarazarse. sabia que todas sus amigas habian experimentado alguna vez retrasos e incluso abortos, pero ella nada de nada. La regla le venia con dos dias de retraso y membranas rosadas expulsadas de su interior.


A veces Pilar lloraba pensando que era un fracaso como mujer y que jamas seria madre, pero luego de leer tanto libro sobre psicologia femenina habia descubierto que el organismo de la mujer no decide embarazarse hasta que no esta psicologicamente preparado para recibir un hombre dentro suyo. Tal vez esa sicoterapeuta tuviera razon y Pilar aun seguia siendo infantil en su animo amoroso.

Su nuevo vecino el Sr. Glez aun era joven y se notaba a las claras que era de ese tipo de hombre que se te presenta muy apetecible, pero necesita las 9 señales antes de dar un paso en falso. Pilar habia decidido ser ella la que tomara las riendas de la situacion.

El dia que el se habia mudado vio como transportaban los muebles de cuero negro y la mesa de vidrio a su departamento, muchos cuadros empaquetados, maletas de ropa, cajas con todo tipo de lamparas extrañas y orientales, una pecera con peces colorados y naranjas y, un gimnasio completo. Entonces supo que ese hombre estaba mas solo que ella. Que ese tipo flamantemente vestido de negro monocromatico y cabello engominado solo podia ser un tipo solo o un homosexual.

Efectivamente Eduardo salia por la mañana a las 6 de su departamento de las Nazarenas, mucho antes que ella, encendia el auto color burdeo y volvia religiosamente a las 6 de la tarde. Tal vez trabajaba en un banco, no lo sabia. Pero el tipo no volvia a salir el resto de la tarde o de la noche. Ningun ruido se escuchaba al otro lado de la pared, o dormia o levitaba. Mientra ella se afanaba en sus clases de tae bo por video y trataba de hacer mas ruido del acostumbrado para que Eduardo la notara.
Al principio intento con la musica, ponia musica trascendental a altos volumenes, suponia que su vecino lleno de lamparas orientales y que ordenaba comida china a las 9 de la noche, era algun tipo de monje budista enfundado en manias de metrosexual. Asi que ella ponia la musica hindu, los inciensos y las plantas raras en las ventanas para hacerle notar que ella tambien se dedicaba a esa vida espiritual.
La primera vez que vio al gigante del señor Glez no pudo llegara a acercarsele, apenas si entreabrio la puerta para fizgonear que cosas llevaban los tipos de la mudanza. Descubrio que no habia ninguna señora Glez para acomodar las cosas, niq ue habia alguna novia de por medio para inaugurar el departamento con alguna noche de amor. Pregunto al conserje en que trabajaba el nuevo inquilino y el viejo le respondio tontamente: " creo que es rico".

Para la gente de clase media, cualquiera que viva independiente al promediar los 30 es rico. Incluso ella podia parecerlo, a pesar de las deudas con la manicurista. Pero Pilar siguio preguntando por el señor Glez, que era como lo llamaba respetuosamente el conserje. Al parecer habia comprado el departamento al contado $ 75 000 sacados de quien sabe donde, tal vez por eso el tipo levitaba dentro de la habitacion, ya no tendria ni que comer despues de semejante gasto.

Pilar estaba muy intrigada, despues de tantos vecinos casados o gente con cara rara, finalmente tenia un hombre con estigmas varoniles y vivia al lado de la puerta. Era no solo guapo, sino al parecer rico. Claro que eso al inicio no le habia importado mucho, pero la experiencia le habia llevado a darse cuentas que solo el dinero compra los sueños y ser pobre era un defecto que su familia jamas le perdonaria a su futuro yerno.

Aun lejos de la verdadera identidad del gigantesco Sr. Glez, Pilar soñaba con hacerlo suyo y no a la inversa, porque sabia que a ese tipo de hombres treintones, aparentemente exitosos y con caras tristes de un muerto que busca su tumba se les da caza con amor y no con sexo y ella tenia tanto amor en el pecho que a veces pensaba que se iba a asfixiar si no lo insuflaba a alguien boca a boca, cuerpo a cuerpo, de alma a alma.

No cabia duda, nuestra Pilar era aun una infante en sus perspectivas de ese vocablo raro llamado amor.

5 comentarios:

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Hola.

Y sigo leyendo tu 'cuento sucio'.

A veces siento como si emplearas un lenguaje parecido al de las revistas de modas con esos conceptos, esa ideas sobre las mujeres y los hombres. Debe ser que esas revistas... no sé, siempre las vi cuando me iban a cortar el pelo o cuando una vez, (la única vez) me pintaron el cabello de rojo y estuve en el salón de 'belleza' tanto tiempo...

:)

Anónimo dijo...

curiosa soledad la de los dos

Anónimo dijo...

y sobre lo que dijistes de que los hombres necesitamos 9 de las 10 señales para acercarnos a una mujer, te digo que es cierto en algunos casos pero las mujeres en vez de enviar señales debeian ser mas directas ya los hombres somos muy brutos...Dultimateme

Dragón del 96 dijo...

Que brava Pilar!!! Un baño de agua fría no le iría mal de vez en cuando. Sigo pensando que nada de lo que pueda producirse entre los dos pueda resultar.

novivo dijo...

Entonces fue amor a primera vista por parte de Pilar? umm, más parece calentura. Seguro Pilar le podría dar todo su amor, pero tal vez el no lo acepte.
Después de estros tres capítulos seguidos el que va a necesitar una ducha fría soy yo, jajaja.

saludos

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....